El tapial: es la construcción de
muros monolíticos mediante la compactación de la tierra entre unos tablones de
madera. Se ha utilizado en construcciones de todo tipo y en todo el mundo.
En las regiones andinas hasta el dia de hoy la solución de construcción con
tierra no tiene alternativa viable por su doble aspecto: económico y de
protección climática ( bajas temperaturas en la noche y sol durante el día ).
El tapial trabaja como un acumulador térmico de doble dirección, que conserva
la temperatura interior relativamente uniforme. La inmediatez de la materia
prima, de carácter noble como lo es la tierra y su fácil manejo. Se estima que
el costo de una vivienda rustica de tierra auto construida e incluso auto
gestionada, no sobrepasa los 15 dólares por metro cuadrado.
Con los avances tecnológicos y los diversos aditivos que hoy en día se
encuentran en el mercado es posible realizar una reingeniería del proceso
constructivo del tapial y reinventar la técnica, como una alternativa viable
para el déficit habitacional de Latinoamérica como también en otras zonas
áridas del mundo.
Los procesos tradicionales del tapial poseen tanto ventajas como desventajas
siendo estas últimas abordables y mejorables sin afectar considerablemente la
esencia de esta técnica.
Entre las ventajas se pueden enumerar las siguientes:
* Simplicidad de ejecución
* Economía
* Aislamiento térmico y acústico
* Producción sin consumo de energía
Los mayores inconvenientes podrían ser:
* Durabilidad ( erosión , humedecimiento, etc. )
* Fragilidad frente a desastre naturales ( sismos e inundaciones )
* Disminución de los aspectos efectivos debido al grosor de los muros (45cms o
mas)
* Aceptabilidad social.
LOS PROCESOS TRADICIONALES
En las casas de tierra habitualmente se puede realizar con este material desde
las paredes, hasta los revocos y los suelos. El material empleado debe tener
una composición...
Las tierras
se amontonan en pequeños montones durante el otoño, para que durante el
invierno sean atacadas por el agua, los hielos y el sol, haciendo que la misma
vaya esponjando y perdiendo materia orgánica, conviniendo a la buena técnica de
la tapiería que pase un año entero ante de la fabricación del tapial.
Las mejores
tierras para tapiar son las arcillosas, capaces de adoptar taludes naturales
próximos a la verticalidad y cuyo desmoronamiento previo es dificultoso.
Antes de
proceder a la ejecución de los tápiales se habrá preparado previamente la
cimentación y zócalos, generalmente ejecutados con mampostería de piedra,
formando una especie de hormigón ciclópeo bajo rasante y mampostería
concentrada muy tosca en zócalos, que por su estabilidad y aislamiento
proporcionan una base adecuada para cribar el tapial. Una vez amasada la tierra
se vierte sobre un molde de madera compuesto que cierran los costados; esto
siempre en el tapial de inicio de fábrica, ya que para lo sucesivos, por ir
adosados uno contra otros, sólo será necesario tres tableros. Una vez relleno
el moldee se procede al apisonado de las tierras dentro del tapial se hacia con
unos pisones de madera de encina de forma de tronco de pirámide rectangular con
un largo mango. Un buen apisonado es fundamental para la calidad y duración del
tapial y para ello el sonido del pisón tiene que ser claro y debe percibirse
desde bastante distancia; sin embargo cuando la tierra no esta en su punto o el
apisonado o se ejecuta bien, es el sonido del pisón quien primero lo delata,
ayudándose por un ligero regado, debiendo evitarse en exceso de la misma que
pudiera embarrar el pisón. El apisonado generalmente se ejecuta por tongadas de
un espesor no mayor de los 15cm. Los espesores de los tápiales ejecutados
mediante este procedimiento oscilan entre los 60 y 80cm.
La
resistencia adquirida por una fabrica de tapial de buena ejecución, al cabo de
un año de su realización, oscila entre los 9 y 12 Kg. /cm2. por
rotura o compresión para altura normal de 4m.
En ocasiones
para dar al tapial mayor consistencia y protegerlo de la humedad, se añade
barro mortero de cal y arena, recibiendo el nombre de tapial calicostrado.
Se enlucen,
una vez secos y picados, con una lechada de cal y barro o mortero de cal y
arenas finas y cenizas, reforzándose las aristas y dinteles con mampostería o
fábricas de ladrillo.
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